martes, 11 de marzo de 2014


Argumento de la Ópera "Sigfrido"


Acto I
Mime, hermano de Alberich, se encuentra forjando una espada dentro de su cueva, en el bosque. El enano nibelungo planea recuperar el anillo Andvarinaut (el anillo mágico) para sí mismo, habiendo criado a Sigfrido para que pueda acabar con Fafner y cumplir su deseo. Mime necesita crear una espada para Sigfrido, pero el joven ha destruido todas las armas que se le han dado.
Sigfrido regresa de su paseo por el bosque y pide que se le revele el estado de sus padres. Mime se ve obligado a explicar que él tuvo que cuidar de Siglinda mientras daba a luz pero al final ella murió. Mime muestra los restos de la espada Nothung y Sigfrido le pide que la repare.
Sigfrido sale de la cueva y Mime entra en un estado de desesperación, ya que las habilidades del enano no son lo suficientemente buenas como para reparar la legendaria espada. Un anciano peregrino (que realmente es Wotan disfrazado) aparece repentinamente. El peregrino ofrece un concurso de acertijos en el cual cada uno presentará tres y aquel que pierda dicha prueba perderá su vida. Mime acepta el reto, con el propósito de deshacerse del invitado no deseado.
El enano pregunta el nombre de las razas que viven bajo la tierra, sobre ella y en el firmamento. Wotan responde que son los nibelungos, los gigantes y los dioses. Luego el peregrino hace sus tres preguntas: «¿Cuál es la raza más amada por Wotan pero la peor tratada?»; «¿cómo se llama la espada que puede derrotar a Fafner?»; «¿quién puede forjar tal espada?». Mime contesta que la raza es la de los welsungos y la espada es Nothung. Sin embargo, Mime no sabe contestar a la última pregunta, pero Wotan le perdona la vida y le revela que «sólo aquel que no conoce el miedo» podrá reparar la espada, y agrega que, además, dicha persona tomará la vida de Mime.


Escenografía de Josef Hoffmann para Sigfrido en el Festspielhaus de Bayreuth en su inauguración en la temporada de 1876

Sigfrido regresa y se molesta por la falta de progreso de Mime en el arreglo de la espada. Éste recuerda que lo único que nunca enseñó a Sigfrido fue el miedo, entonces el joven se muestra ansioso por conocer dicha emoción, el enano le promete llevarlo ante Fafner, el dragón. Como Mime no puede forjar Nothung nuevamente, Sigfrido decide intentarlo por cuenta propia y tiene éxito. Mientras tanto, Mime prepara un veneno que usará para matar a Sigfrido en cuanto el joven haya derrotado al dragón.

Acto II
El peregrino (Wotan) aparece ante la entrada a la cueva de Fafner, donde Alberich también se ha sentado a la espera del dragón. Ambos se reconocen mutuamente y Alberich declara sus planes de dominar el mundo una vez el anillo le sea devuelto. Wotan afirma que su intención no es recuperar el anillo.
Sorpresivamente Wotan despierta a Fafner y le comunica que un héroe se aproxima para luchar contra el dragón. Fafner no le da mucha importancia y rehúsa a entregar el anillo a Alberich y termina durmiéndose nuevamente. Wotan y Alberich se retiran.
Sigfrido y Mime llegan a la cueva al amanecer. Mime decide mantenerse a distancia mientras Sigfrido se acerca a la entrada de la cueva. Mientras el guerrero espera que el dragón aparezca, ve un ave reposando sobre un árbol. Sigfrido juguetea con el pájaro e intenta reproducir su canto utilizando una flauta, pero le resulta imposible. Luego el héroe toca una balada utilizando su cuerno, con lo que despierta a Fafner. Después de una breve conversación, Sigfrido y Fafner luchan, el joven termina por clavarle la legendaria espada, Nothung, en el corazón a Fafner.
En el último momento de su vida Fafner advierte a Sigfrido de una traición. Cuando Sigfrido se prepara a retirar su espada del cuerpo del dragón, se quema con la sangre y por instinto pone su mano sobre su boca. Al probar la sangre de su contrincante, descubre que puede entender lo que el ave está cantando. Sigfrido sigue las instrucciones del pájaro del bosque y así adquiere el Andvarinaut (anillo mágico) y el Tarnhelm (yelmo mágico) de entre el tesoro de Fafner.

Mime reaparece y Sigfrido se queja de que aún no sabe lo qué es el miedo. Mime no deja de aprovechar la oportunidad y ofrece una bebida envenenada al héroe. Sin embargo, la sangre del dragón permite que Sigfrido lea los pensamientos del nibelungo y, por lo tanto, el guerrero acaba con la vida de Mime.
El pájaro canta de nuevo contando una historia sobre una mujer que yace sobre una roca, rodeada por una llama mágica. Sigfrido decide buscar a la mujer para ver si ella le puede enseñar algo sobre el miedo.

Acto III
El peregrino (Wotan) se encuentra en el camino que va hacia la roca sobre la cual yace Brunilda, invoca a Erda, diosa de la tierra, y ésta aparece un tanto confundida, y no sabe qué decir. Él le informa que ya no teme el fin de los dioses y que es algo que ahora añora. Su legado quedará en Sigfrido, los welsungos y en Brunilda. Dicha raza y los dos héroes trabajarán juntos para mejorar el mundo. Erda se retira.
Sigfrido llega adonde se halla el vagabundo y el dios le interroga. Sigfrido no reconoce a su abuelo (Wotan es el padre de los padres de Sigfrido, Sigmundo y Siglinda) y sus respuestas son un tanto insolentes. El héroe decide continuar su marcha hacia Brunilda y el peregrino bloquea su paso. Sigfrido destruye la lanza de Wotan con un golpe de la legendaria Nothung. Wotan recoge las piezas de su lanza y desaparece.
Sigfrido atraviesa el aro de fuego y se postra frente a Brunilda. Inicialmente cree que la figura corresponde a un hombre, pero una vez le quita la armadura, descubre que es una mujer. Sigfrido no sabe qué hacer y, por fin, este sentimiento de duda le provoca miedo y sin saberlo acaba besando a Brunilda, lo cual la despierta. El amor por Sigfrido acaba de apoderarse de la valquiria, quien renuncia a todo lo relacionado al mundo de los dioses. Juntos, Sigfrido y Brunilda proclaman que compartirán su amor para siempre.

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